Mi hermana me pidió que diera a luz a su bebé. No sé qué me pasará la primera vez que le oiga decir “mamá”. Y no es para mí.

Mi hermana mayor, María, tiene 35 años. Es una verdadera mujer de carrera, y una belleza no escrita. Hace poco se casó por segunda vez. Su primer marido la abandonó cuando se enteró de que tenía cáncer y no podía tener hijos. Se las arregló sola y ahora vive una vida plena. Sin embargo, su infertilidad no fue a ninguna parte.

Yo tengo 27 años. También tengo una familia: dos hijos y un marido. Todo iba bien hasta cierto punto, y entonces cometí un error fatal.

El actual marido de María soñaba con tener hijos, porque él mismo creció en una familia con muchos niños. Al principio querían adoptar un niño, y luego decidieron pedirme ayuda. Mi hermana me ofreció ser una madre de alquiler. Incluso antes de mi enfermedad, había congelado sus óvulos; era sólo cuestión de tiempo. Yo no quería hacerlo, pero todos mis familiares me presionaron. Mi madre me decía que si me negaba, arruinaría la vida de mi hermana. Mi marido se encogió de hombros y me dijo que decidiera por mí misma.

Después del procedimiento de inseminación, mi bienestar no se deterioró. El embarazo fue fácil, aunque había estado en el hospital con gestosis los dos embarazos anteriores. Sin embargo, mentalmente me sentía mal. Era como una sombra. Cuando vinieron a hacerme una ecografía, le pedí al médico que apartara la pantalla y que no me dijera nada. Y en la primera agitación… me sentí muy mal. Me sentí como una traidora, porque tenía que renunciar a mi bebé. La gente que me rodeaba pensaba que estaba exagerando, nadie entendía cómo me sentía realmente.

El niño nació justo a tiempo. Mi hermana no vino al hospital porque tenía una infección respiratoria aguda. Me alegré de ello. Todos los familiares ya estaban allí cuando nos dieron el alta. No amamanté al bebé para no acostumbrarme aún más a él.

Me duele mucho ver a mi sobrino, pero intento verlo todos los días. Bañarlo, vestirlo, jugar… Mi hermana vive en la casa de al lado, así que a menudo deja al bebé conmigo. No sé qué me pasará la primera vez que escuche “mamá” de él. Y no es a mí….

Secretamente espero que el niño se quede conmigo. No sé qué tendría que pasar para que mis padres se desprendieran de él, pero estos pensamientos me vienen a la cabeza con regularidad.

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Mi hermana me pidió que diera a luz a su bebé. No sé qué me pasará la primera vez que le oiga decir “mamá”. Y no es para mí.