Cinco sabios caminaban por un bosque y se perdieron. No era fácil encontrar su camino. Tampoco pudieron llegar a una decisión común, así que cada sabio hizo algo diferente. ¿Cuál de ellos tomó la decisión correcta y cuál se equivocó?
– Mi intuición me dice que vaya a la izquierda”, dijo el primer sabio.
– Y yo creo que debemos ir a la derecha, porque la palabra viene de “derecha” -dijo el segundo sabio-.
– Yo volveré por donde hemos venido, ahí es donde tenemos que volver -dijo el tercer compañero-.
– El bosque debe terminar, porque todo termina, así que debemos seguir avanzando”, dijo el cuarto sabio con orgullo.
– Te equivocas, escúchame. Tenemos que salir al árbol más alto y ver dónde estamos -sugirió el quinto sabio.
Mientras él buscaba el árbol y subía a él, todos los sabios siguieron su camino. En la copa del árbol, pudieron ver en qué dirección tenían que ir para salir del bosque. El quinto sabio pudo observar a sus amigos e incluso adivinar cuál de ellos sería el primero en alcanzar su meta.
Se consideraba el ganador porque había resuelto el problema por sí mismo. Los demás se limitaron a probar diferentes soluciones y a esperar el éxito. Su tozudez les hizo caer en la trampa. No debería haberse sentido tan confiado, pues no era el único que había ganado.
El primer sabio que se movió hacia la izquierda se encontró en un bosque adormecido. Pasó hambre y se escondió de los depredadores del bosque durante días. Al cabo de un tiempo aprendió a sobrevivir en esas condiciones y a conseguir comida, conocimientos que el primer sabio pudo compartir con otros.
El segundo sabio se encontró con un peligro potencial: unos malvados ladrones estaban en el lado derecho. Le robaron todos sus objetos de valor y le convirtieron en un forajido, obligándole a robar e intimidar a la gente pobre. Pero la sabiduría y la experiencia le ayudaron a reeducar a los ladrones, a enseñarles a ser amables y comprensivos. El remordimiento de los delincuentes fue tan sincero que, tras la muerte del segundo sabio, comenzaron a seguir su camino.
El tercer sabio emprendió un amplio camino, avanzando en dirección contraria. Lo dispuso de manera que pronto otras personas pudieran caminar con seguridad por el bosque sin temor a perderse.
El cuarto sabio se convirtió en un pionero. Visitó lugares donde ningún hombre había puesto un pie. Encontró increíbles plantas medicinales, animales invisibles y buena naturaleza.
El quinto sabio se convirtió en un experto en encontrar atajos en el bosque. Muchas personas perdidas en la densa selva acudieron a él.
Así, los cinco sabios demostraron verdadera sabiduría y cumplieron su destino. La moraleja de esta parábola es la siguiente: la verdadera sabiduría es el deseo de seguir el propio camino, ya que cada camino es especial para el hombre.