Dos líneas… Lloré, lo llamé, pero la respuesta siempre sonaba

Cuando la prueba mostró dos líneas no pude encontrar espacio para mí. Lloré, le llamé, pero en respuesta escuché un timbre interminable.

No pude pegar ojo durante veinticuatro horas. ¿Qué debía hacer? Sólo era mi segundo año, no quería dejar la universidad… Y nunca me atrevería a abortar. ¿Qué dirían mis padres? Mi corazón no podía soportar la tensión, y él estaba tan lejos. Una vez más marcó el número, y él contestó.

– Cariño, hola. Sé que estás ocupado, pero… Creo que estoy embarazada… No puedo calmarme. ¿Qué vamos a hacer ahora?

– Hola, cariño. Ya pensé que algo iba mal desde que dejaste tantas llamadas perdidas. Me has asustado… Ahora vete a la cama y prométeme que no vas a llorar más, y por la mañana vendré e iremos al registro civil. No te preocupes por tus padres, se lo explicaré todo a mi suegra.

Por la mañana mi amada ya estaba en mi puerta con un enorme ramo de rosas. Han pasado muchos años y todavía recuerdo esta situación.

Por cierto, me gradué en la universidad y mis padres no se inmutaron. Quiero decirles que si un hombre de verdad está cerca, nada en esta vida da miedo.

Rate article
Dos líneas… Lloré, lo llamé, pero la respuesta siempre sonaba