¡Mamá se quedó con tres hijos en la calle! Nuestro padre tomó el dinero de la venta del apartamento de mamá y huyó

Ha sido una tradición que hasta los 38 años nuestra madre y nuestro padre no pudieran tener hijos en absoluto. Los médicos se echaban las manos a la cabeza y no sabían cuál era el problema. Y en algún momento mi madre incluso se rindió, bajó las manos y aceptó su destino de no tener hijos. A mi padre no le importaba mucho. Decía: “Lida, no te enfades, no es para tanto, ya viviremos por nosotros mismos”. Por lo visto, él tampoco necesitaba niños.

Ya cuando nuestra madre estaba privada de toda esperanza, un día santo pidió a Dios que le diera al menos un hijo. Y ya sea por voluntad de Dios o por casualidad, nací yo. La felicidad de mi madre no tenía límites. Pero ya entonces mi padre era grosero con ella y se asustaba cuando yo lloraba por la noche. Un año después nacieron mis dos hermanos gemelos. Mamá ya alababa a Dios a voz en grito. Al fin y al cabo, la había hecho la persona más feliz que podía ser: una madre. ¿Y qué hay de mi padre? Los hijos, como ya te has dado cuenta, no le hacían falta. Decidió hacer una estafa.

Pidió permiso a mi madre para vender el apartamento. Dicen que tienen muchos hijos: necesitan uno grande. Venderían éste y comprarían uno más grande, y tomarían una parte a crédito. Mi madre le creyó. Pero en cuanto mi padre consiguió el dinero, huyó. Todavía no sabemos dónde está. Así dejó a una madre de tres hijos en la calle. ¿Dónde se supone que fue mamá entonces? Se fue a vivir con su familia. Así que vivíamos todos juntos: nosotros cuatro y los abuelos en dos habitaciones. Mamá había perdido toda la fe en las relaciones y en los hombres por aquel entonces. Y tuvo que trabajar mucho. Alimentar y vestir a tres niños no era ninguna broma.

En general, así era como vivíamos. Un par de años más tarde falleció mi abuela, y luego también mi abuelo. Había más espacio, por supuesto, pero aún así. Un día mi madre fue con nosotros al parque a jugar. Allí había un parque infantil y era verano, así que no teníamos que quedarnos en casa. Un día se le acercó un hombre de su edad. Empezó a intentar conocerla, pero mi madre se negaba. Fuimos muchas veces a ese parque y una vez más mi madre se rindió, le dio su número y empezaron a relacionarse y tuvieron una cita.

Dos meses después nos fuimos a vivir al gran apartamento de tres habitaciones de Grisha. Se convirtió en nuestro padrastro. Decir que a partir de ese momento nuestra infancia se volvió increíblemente feliz, es no decir nada. Grisha sustituyó a nuestro padre: juntos se alegraron de nuestras victorias y lloraron por nuestros fracasos. Ahora somos adultos con hermanos, llamamos a Grisha papá. Así que no siempre una mujer con hijos es una carga. Siempre hay una oportunidad para ser feliz. Mi padre huyó de mi madre y de mí, esforzándose por hacernos felices, y mi padrastro, como un hombre de verdad, tomó y nos hizo felices.

 

Rate article
¡Mamá se quedó con tres hijos en la calle! Nuestro padre tomó el dinero de la venta del apartamento de mamá y huyó