Olivia se casó a los 18 años. Obtuvo el título de bachillerato y fue al registro civil. Estaba enamorada de un chico desde el quinto curso, cuando se mudaron al pueblo y se instalaron en la casa de al lado.
La familia de la chica no era disfuncional, pero su vida no se llevaba bien. Su madre ya había tenido tres maridos. El primero, el padre de su hija, se fue a ganar dinero y formó otra familia allí. La madre tuvo un hombre, luego otro. Cada uno dio a luz a un niño. Mi hija tuvo que cuidar a los pequeños. Ella es la mayor. Tenía diez años cuando nació su hermanito. Ella se encargó de todo. Y de los pañales y la ropa interior. Una niñera para su hermano pequeño. Olivia fue la que le oyó tararear, vio su primer paso y escuchó la primera palabra: “Mamá”.
Antes de que el hermanito creciera, su madre dio a luz a otro bebé. Ahora Olivia cuidaba de los dos. La madre no bebía, trabajaba, pero pasaba todos los cuidados de los niños a su hija. Al principio le gustaba. Al fin y al cabo, se le confiaba un trabajo importante, cuidar a un niño pequeño. Pero luego, cuando fueron dos, perdió la cabeza. ¿Cómo podía hacerlo todo? ¿Cuándo podría hacer sus deberes? Hizo lo que pudo. Pasó sus exámenes bastante bien.
Un chico de la escuela la seguía. Parecía una chica sin pretensiones, pero cayó en el corazón del chico. Después de la graduación, le pidió que se casara con él. Ella dijo que sí. El chico también le gustaba mucho.
Su madre, al enterarse de la noticia, empezó a jurar. Pero ya se habían presentado en el registro civil. No hicieron la boda. Se casaron. La madre de su marido vendió la casa y se mudaron a otro pueblo. Al padre del chico le ofrecieron un trabajo allí. Vivieron allí.
Al principio Olivia tenía miedo de su suegra. Llamaba a su suegra “tú”. Estaba acostumbrada a las tareas domésticas, pero dos amas de casa en una misma cocina… Su padre miraba y miraba los esfuerzos de la joven nuera, pero no lo conseguía. Hizo un anexo a la casa. Durante el verano lo construyeron. La joven pareja vivía separada.
En la familia pueden pasar cosas. Una vez se pelearon. Mi marido llegó a dar un portazo. Olivia estaba sentada en la cocina, llorando. Entonces se abrió la puerta y entró su suegra. Olivia levantó la vista con lágrimas en los ojos.
-¿Qué os pasa que os pone tan tristes?
-Todo le sale mal. Se mete conmigo, y no cocino como tú, ni limpio como tú. Lo intento, pero él…
-Hija. Es mi único hijo. Lo hemos malcriado. Pero es bueno. Te diré lo que le gusta, pero no me digas que te lo he dicho yo. Tienes que ser más astuta para complacer a tu marido.
Así ha sido desde entonces. Se convirtió en la primera asistente y consejera de mi suegra. No hizo nada por su nuera, pero le enseñó todo. Olivia estaba contenta. Lo hacía todo sola y su madre no tenía tiempo para ella. Ahora Olivia sólo acudía a su suegra para pedirle consejo. Y cuando fue su cumpleaños, horneó su primer pastel:
– “¡Feliz cumpleaños, mamá!
Su suegra se secó una lágrima:
-Gracias, hija mía.
Pasaron los años. El suegro murió. Su marido tenía una amante. Todo el pueblo lo sabía. La gente susurraba, señalaba con el dedo a la chica. Olivia no lo supo durante mucho tiempo. Pero la gente buena se lo dijo.
Su marido llegó, recogió sus cosas en silencio y se fue. Y Olivia se quedó de pie en medio de la cocina, abrazando a sus hijos. Mi suegra, en cuanto se enteró de que su hijo había dejado a su mujer y a sus hijos, fue a verle. Lo avergonzó y exhortó a su señora.
-Dijo que no voy a volver y punto. Y no hay nada que venir aquí. Pagaré la pensión alimenticia, pero no viviré con ella. Me he desenamorado, ¿entiendes? Me he desenamorado…
Mi suegra empezó a ayudar a su nuera a criar a los niños. Un día Olivia dijo:
– “Mamá, ven a vivir con nosotros. No puedes seguir corriendo con ollas y sartenes. No me voy a casar. Viviremos juntas.
-Bueno, ¿y cómo es eso? Eres joven, ¿no?
-Amo a mi marido…
Los años pasaron. Los chicos crecieron. Tuvieron familias y empezaron a vivir por separado. Olivia y su suegra vivían juntas para bien o para mal.
Debido a sus preocupaciones, su suegra empezó a tener ataques al corazón. Ella sobrevivió a dos infartos pero no al tercero… Las enfermeras de la unidad de cuidados intensivos dijeron que llamó a su nuera en el último momento. Después se sorprendieron de que no fuera su hija Olivia.
Mi suegra enterró a Olivia, todo se hizo correctamente. El ex marido no estuvo en el funeral. Se fue a ganar dinero y desapareció.
Olivia se quedó sola. Su querida suegra falleció. Ella la quería y la respetaba. Era una persona brillante y amable. Sus nietos también querían a su abuela. Ahora Olivia intenta ser ese tipo de suegra para sus nueras. Y no interferir innecesariamente, pero también ayudar en la medida de lo posible.