La situación es así. Cuando mi hija tuvo un bebé, intenté ayudarla: Me senté con mi nieta, salí a pasear con ella, la alimenté, lavé sus bodies. Intenté que mi hija descansara, porque sé lo difícil que es con un bebé.
Pero entonces, empezaron a dar por sentada mi ayuda. Mi hija y su marido empezaron a ir al gimnasio, a las clases de conducción, a salir con los amigos, y trajeron a mi nieta con la frase: “Siéntate, que tenemos cosas que hacer”. Y no importa que yo también tenga planes. Creo que puedo, al menos en la jubilación, sacar tiempo para mí y mis “deseos”.
Mi hija podría llamarme por la tarde y decirme que recoja a mi nieta de la guardería, no puede porque tienen planeada una fiesta de empresa y mi yerno está de viaje de pesca.
Sí, me he enfadado y he ido a buscar a mi nieta, no a dejarla en el jardín.
Y hoy ha ocurrido algo totalmente fuera de lo normal. Mi hija me ha llamado y me ha dicho que se iban a Turquía durante dos semanas, a descansar. Me alegré por ellos y dije que mi nieta se beneficiaría del mar. Pero resultó que volaban sin el bebé, así que decidieron que mi nieta se quedara conmigo durante ese tiempo. Así de fácil. Ni siquiera me preguntaron. Simplemente me pusieron delante del hecho.
Y yo no pude aguantar más y le dije a mi hija que yo no era una niñera. Tienen un hijo y tienen que planificar su vida bajo la premisa de que tienen un hijo. Los viajes, el tiempo libre y todo tipo de “deseos” deben construirse con el hecho de que son padres.
Le pregunté a mi hija por qué se tomó esta decisión sin preguntarme a mí. Mi hija dijo: “Estás jubilado. De todas formas no tienes nada que hacer”. Le dije a mi hija que me negaba a sentarme con mi nieta y que también tenía planes para ese momento, que mi amigo y yo nos iríamos a una pensión a descansar. Y que se llevaran a mi nieta con ellos al mar.
Así me peleé con mi hija. Mi hija me dijo que era una abuela terrible. Y yo sólo pienso que no soy una niñera ni una sirvienta.
